Se cumplen diez años del estallido de la burbuja inmobiliaria española. Un periodo de exuberancia irracional que precedió a una profunda crisis en la que se tuvo que revisar tanto el modelo productivo y competitivo español, el mercado laboral, e incluso los niveles elevados de gasto público que fueron incrementados al calor de la burbuja.
Una crisis que no vino caída del cielo sino que fue incubada durante los últimos años, pues la tasa media anual de crédito a familias españolas fue del 17% entre los años 1995 y 2007, mientras que en este periodo en avance nominal del PIB fue del 7,5%, con grandes facilidades de crédito.
A día de hoy, muchos factores macroeconómicos han quedado corregidos. España crece a un ritmo de 3% -liderando el crecimiento entre las grandes economías de la UE- y se ha conseguido recuperar el 60% del empleo destruido durante los años de la crisis.
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